lunes, 20 de febrero de 2012

¡Échale huevos!


Tenía yo un gran amigo, que en un momento de mi vida, de terrible fracaso, depresión y oscuridad, me dio uno de los mejores consejos que nadie me ha dado nunca y que me ha acompañado fielmente hasta estos días.
Como el consejo, mi amigo y yo siempre nos hemos mantenido unidos y aunque ahora nos separan miles de kilómetros y situaciones diferentes, nuestra amistad es fuerte como la piedra y duradera como el tiempo.
Andaba yo por los veinte años y en un volantazo de la vida te ves involucrado en una convulsión interior, que será para bien, pero mientras sucede, te hunde en la más oscuras de las miserias. Desencantado con mis estudios, desencantado conmigo mismo, con mi país, con mi gente, y con un fuerte desengañado en el amor…me encontraba a la deriva de la vida, olvidado y naufrago en mi propia isla llamada negación, en compañía de desencanto y falta de esperanza.
Sinceramente, parte del asunto era que yo había metido la pata…y esto pesaba en mi conciencia, que a veces se revela muy sensible, con exceso.
De cualquier manera, un día cuando mi gran amigo vino a verme y después de hablar, discutir, llorar y acusarnos de diferencias e igualdades…después de esto, cuando estás caliente y te bombea la cabeza de dolor propiamente infligido…me dijo:
“Sé que todo esto que estas pasando te puede parecer como algo de magnitudes sobrecogedoras y que no ves la salida ni la forma de devolver las cosas a su lugar original…quizás crees que alguien debe ayudarte, o que tú o cualquier otra persona debe de sufrir y pagar por lo que estas pasando…pero no. Nada de esto importa ahora. A veces en la vida nadie ni nada pueden ayudarte. Y la única opción que te queda es echarle dos huevos. Echarle dos huevos a la vida, la vida no es fácil, y a veces hay que mirarla de frente y decir, soy valiente, todo esto lo dejo detrás…ya está a mi espalda, ya no existe. Ahora solo queda tu futuro.”
Cuando miro atrás, o cuando me encuentro en situaciones difíciles siempre me acuerdo de aquel día y me digo, siempre hay fuerzas para más, siempre hay otra forma o manera de echarle huevos a la vida. Y de una forma u otra cada día es un nuevo reto y el que no tiene los huevos suficientes, queda naufrago, en islas desiertas.


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