Más de 24 horas sin dormir. Eran la siete de la mañana de
ayer e iba a transcurrir todo el día siguiente sin dormir, ni siquiera un
ratito. Eso era lo de menos, ya lo tenía asumido. Aparqué el coche en una
cafetería que frecuento y los cinco minutos del café rápido, se convirtieron en
media hora mientras observaba la actividad bulliciosa de esas horas de la
mañana.
Al salir mi coche no estaba, la grúa se lo había llevado.
Poco más podía ir mal, sin dormir, sin ducharme, sin coche… al menos tenía conmigo
mi mochila y mi ordenador personal. En ese instante decidí no darle importancia.
Me dirigí a otra cafetería con la intención de hacer un gran
día de trabajo. Al fin y al cabo era lo único que podía hacer y todo lo que
necesitaba lo tenía conmigo. Llamé a un buen amigo y me dijo que no me
preocupase, que él se encargaba de recuperar el coche y lo traería al terminar
el día.
Y así sin más, el día cambió como del día a la noche. Lo supe
cuando vi sus ojos. Después de comer había ido a mi cafetería preferida. Me
senté en la barra y alrededor estaban grabando un anuncio o tomando fotos. Eso
que importa. Ella, guapa y de elegantes movimientos, se sentó a mi lado. Y al
volver la cara…dije ´¡wow!´ ´¿e, e…esos ojos son los tuyos?´, ´quiero decir son
de verdad…son naturales….` ella sonrió amablemente y dijo ´si´. Volví a repetir
´¡wow, son preciosos!´.
Eran los ojos más bellos del mundo. Eran azul, azul oscuro
intenso, como cuando miras mar adentro y ves un azul penetrante, y a la misma
vez sientes la profundidad del mar viva en su reflejo exterior. Tenían trazas
brillantes, casi metálico, como un azul intenso, brillante, penetrante y
metálico. Eran un mundo por si solos. Por un instante me zambullí en el hechizo
de belleza, ojos de otros mundos y realidades, como si estuviese viendo una
visión, viviendo otra realidad paralela, ella ya no estaba enfrente…y yo ya no
estaba en mi cafetería preferida.
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